Tema 3: Hay otros que sufren más que yo

   1. Observa con mucha atención el siguiente video.

                               

 2. Escribe una reflexión sobre el video con relación al sufrimiento de los demás.


3.      Lee con mucha atención lo siguiente:
Para el cristiano, como para San Pablo (Fil 1:21), la vida humana es en realidad la vida de Cristo, que es nuestra vida: ''Yo soy el camino, la verdad y la vida'' (Jn 14:6). El Señor vino al mundo para que todos podamos tener vida, y una vida en plenitud (Jn 10:10). La vida en Cristo está llena de gracia y amor. La persona humana posee dignidad humana, que es perfección única, plenitud y valor. La dignidad humana, como dignidad ontológica o fundamental, es igual en todos los seres humanos. Así, una persona puede actuar cruel y criminalmente, con lo cual pierde su dignidad moral, pero nunca puede perder su dignidad humana básica. Para el cristiano, la más alta dignidad humana de la persona se halla en unión con Dios a través de Cristo, hijo de Dios y hombre perfecto (cf. Vaticano II, GS, n. 22, 32, 38, 45). Todos los seres humanos, los niños nacidos y los nonatos, los jóvenes y los viejos, hombres o mujeres, blancos o negros, filipinos o españoles... Todos los seres humanos son personas. Cualquier ser humano es igual a todos los demás. Ningún ser humano, hombre o mujer, ni es ni debería ser tratado como un objeto sino como un sujeto, no como un medio sino como un fin, no como ''ello'', sino como ''él'' o ''ella'' (o, mejor aún, ''tú'').
Todo ser humano posee en esencia la misma dignidad humana y, por tanto, es merecedor de un respeto incondicional (Juan Pablo II, Veritatis Splendor, 90). No obstante, entre los seres humanos, los más débiles deberían ser protegidos de una manera especial. En la tradición cristiana, en particular, ser débil es título suficiente para merecer un respeto y una atención especiales. ¿Quiénes son los débiles hoy en día? Lo son, entre otros, los embriones humanos, los pacientes terminales, los inválidos, los marginados, los niños, las mujeres y los ancianos. Ellos merecen recibir, de parte de los cristianos, lo que se viene en llamar amor preferencial, tal y como han afirmado Juan Pablo II y Pablo VI (cf. Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 1981, 47; Pablo VI,Octogesima Adveniens, 1971, 15).

4.      Realiza en tu cuaderno un mapa conceptual de lo que más te haya llamado la atención de la lectura. 



 

                

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