Cuando
somos Solidarios:
- Nos mostramos acogedores.
-atento.
-intuimos las necesidades del que nos necesita.
-estamos dispuestos a servir con alegría.
- nos lleva a pensar más en los otros que en nosotros mismos.
- tenemos las brazos siempre abiertos.
- Nos mostramos acogedores.
-atento.
-intuimos las necesidades del que nos necesita.
-estamos dispuestos a servir con alegría.
- nos lleva a pensar más en los otros que en nosotros mismos.
- tenemos las brazos siempre abiertos.
La
Solidaridad
Nos
enriquece, nos hace grandes por la actitud de estar siempre dispuestos a servir
y no a ser servidos. No hay nada más grato al espíritu, que el placer de
colaborar le al otro, de sentirlo nuestro hermano, de gozarnos con su sonrisa,
de participar de sus dolores como también de sus alegrías.
Lo que somos y lo que tenemos, es un regalo de Dios y debemos compartirlo con los hermanos. Todos hemos recibidos los dones maravilloso para hacer felices a quienes comparten con nosotros la existencia, para construir un mundo pleno de paz y armonía.
Lo que somos y lo que tenemos, es un regalo de Dios y debemos compartirlo con los hermanos. Todos hemos recibidos los dones maravilloso para hacer felices a quienes comparten con nosotros la existencia, para construir un mundo pleno de paz y armonía.
Cuento Motivador: LA ABUELA
Había una abuela que siempre estaba triste y sola en
su casita. Como no podía correr igual que los niños, ni sabía bonitos cuentos,
ningún niño del pueblo iba a su casa, porque con ella se aburrían mucho.
La pobre abuelita cosía y cosía, sólo sabía coser.
Pero un día de invierno que hacía mucho frío, la
abuela estaba cose que te cose cerca de la ventana, porque así tenía más luz,
cuando de pronto oyó unos golpes en el cristal: tic, tic, tic, tic,
La abuela miró y vio que era un pajarito que tenía
tanta hambre y tanto frío que le pedía a la abuela que le dejara entrar.
La abuela abrió la ventana y el pajarito se pudo
calentar en el brasero. La anciana le dio después leche y miguitas de pan para
hacerle pasar el hambre.
- No te vayas, pajarito-le dijo- y así, yo no me
sentiré tan sola estos días de invierno.
Y así lo hicieron, el pajarito se quedó todo el
invierno con la abuela y ésta ya no estuvo sola.
Pero llegó la primavera y la abuelita temía que el sol
volviese a calentar, porque el pajarillo se querría ir y ella se volvería a
quedar sola cose que te cose.
EL día que el sol ya calentó, el pajarillo dio las
gracias a la abuela y se fue volando por la ventana; pero cuando se dio la
vuelta para decir adiós, vio que la abuela estaba llorando.
-¿Por qué lloras, abuela?- le preguntó
- Porque ahora que tú te vas me voy a quedar sola otra
vez
-¡Ah, no, abuela! Si tu no quieres yo no me voy de tu
casa, me quedaré todo el día en tu jardín y, por la noche, dormiré en la cocina
como he hecho durante todo el invierno. Y si lo que tú no quieres es estar
sola, voy a decir a mis hermanos los pájaros, que también vengan ellos a vivir
a tu casa ¡Qué mejor sitio podemos encontrar!
La abuela se puso muy contenta y pronto su jardín
estuvo lleno, lleno de pájaros que no paraban de cantar.
Toda la gente del pueblo decía:
"Es en el jardín de la abuela, en el jardín de la
abuela donde se oye cantar"
Y todos iban a ver y oír a los pajaritos, y así es
como la abuela ya no estuvo nunca más sola y...cosió poco, muy poco, desde
aquel día.
(Adaptación " Casa que canta")
Reflexionemos.
Responde en tu cuaderno.
- ¿Qué problema tenía la abuelita?
- ¿Qué hizo con el pajarito?
- ¿Por qué el pajarito se sentía tan contento de estar a su lado?
- ¿Qué ocurrió al final?
- ¿Alguna vez te has sentido solo? ¿Qué hiciste?
- ¿Has ayudado a los demás cuando te necesitaban? ¿Qué pasó?
- ¿Cómo te sentiste después?
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